jueves, 12 de enero de 2017

Todo lo bueno viene de Dios

«Queridos hermanos míos, no se equivoquen. Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación. El, por su propia voluntad, nos hizo nacer por medio de la palabra de verdad, para que seamos los primeros frutos de su creación». Santiago 1:16-18, RVC

EL PODER DE DIOS se manifiesta en los latidos del corazón, en el funcionamiento de los pulmones, y en la corriente de vida que circula por todo nuestro cuerpo. Le debemos cada momento de la existencia y todo lo bueno de la vida. Las facultades y las habilidades, que nos ponen por encima de las criaturas inferiores, son dones del Creador; él nos colma de bendiciones. A él le debemos la comida y el agua, la ropa que vestimos y el aire que respiramos. Sin su especial providencia, la atmósfera estaría llena de pestilencia y contaminación. Es un benefactor bondadoso y protector.

El sol que brilla sobre la tierra y da vida a toda la creación, el tenue e impresionante resplandor de la luna, la gloria del firmamento tachonado de brillantes estrellas, las lluvias que revitalizan la tierra y permiten que la vegetación florezca, la belleza de la naturaleza en todo su esplendor, los majestuosos árboles, los arbustos y las plantas, los ondulantes sembrados, el cielo azul, el verdor del pasto, la alternancia del día y la noche, las estaciones del año, todo nos habla del amor de su Creador. El Señor nos ha vinculado consigo mediante todas estas señales que ha dispuesto en el cielo y en la tierra.——

Podemos exponerle a Dios nuestros asuntos temporales, y pedirle comida y vestido, así como el pan de vida y el manto de la justicia de Cristo. […l Los dones de Aquel que tiene todo poder en el cielo y en la tierra aguardan a los hijos de Dios.— bendecido dia

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